NUESTROS
PENSAMIENTOS Y COMO AFECTAN A NUESTRA VIDA
“La Ley de la Atracción “ dice
que nos convertimos en lo que pensamos y sentimos, que nuestros sentimientos y
pensamientos crean nuestra realidad tanto a nivel exterior como a nivel
interior, podemos ser prósperos y
abundantes en todos los sentidos de nuestra vida o todo lo contrario; podemos
estar sanos o enfermos; podemos vivir una vida triste o una vida satisfactoria,
todo depende de lo que estamos pensando y sintiendo, para poder ilustrar esto
me gustaría adentrarme un poco en como funciona nuestro cerebro y nuestro
cuerpo.
El cerebro está formado por
células nerviosas diminutas llamadas neuronas, estas neuronas tienen ramificaciones
muy pequeñas que salen de ellas y se conectan con otras neuronas formando así una red neuronal, bien, pues en
cada punto de conexión se incuba o instala un pensamiento o un recuerdo. Las
ideas, los sentimientos y los pensamientos están construidos e interconectados
a través de esa red neuronal y todos pueden relacionarse entre sí.
El concepto y el sentimiento de amor,
tristeza, alegría… están almacenados en esa red; pero creamos el concepto de
nuestras emociones a través de muchas ideas distintas, cada uno lo crea a
través de sus experiencias, algunas personas conectan el amor con la decepción, el recuerdo del dolor,
la decepción, el enfado e incluso la ira que les conecta a una persona concreta
que está relacionada con el amor (esto está creando nuestras limitaciones, en
este caso, con el amor). Tenemos que ser conscientes de que siempre percibimos
las cosas tras verlas reflejadas en el espejo de la memoria, y ese reflejo es
el que nos da la sensación de “yo”; nos da la sensación de quien somos, es
decir, que nuestra realidad actual es el resultado de lo que hemos pensado y
experimentado en el pasado.
El cerebro no conoce la
diferencia entre lo que ve en su entorno y lo que recuerda, porque se activan
las mismas redes neuronales.
La fisiología nos dice que las
células nerviosas que se activan simultáneamente están conectadas, si haces
algo una y otra vez, esas células tienen una relación prolongada; si todos los
días te enfadas, si todos los días te frustras, si todos los días sufres, si
todos los días das motivos para ser una víctima, todos los días estás
reconectando y reintegrando esa red neuronal y esa red neuronal ya tiene una
relación duradera con esas células nerviosa llamadas identidad.
También sabemos que las células
nerviosas que se activan simultáneamente no se conectan, dejan de tener una
relación duradera, porque cada vez que interrumpimos el proceso de pensamiento,
eso provoca una reacción química en el cuerpo, cada vez que lo interrumpimos,
esas células nerviosas que están conectadas empiezan a romper esa larga
relación.
Las experiencias influyen en lo
que sabemos, no hay un análisis realmente objetivo de nada, porque el análisis
que hacemos está relacionado con nuestras experiencias o emociones previas.
Todo tiene un peso emocional. Hemos pasado de que las emociones fuesen cosas
espirituales e intangibles a que fueran moléculas de verdad con pesos moleculares,
a que fuesen péptidos con secuencias y estructuras.
El Hipotálamo es una parte de
nuestro cerebro, y en la actualidad la ciencia sabe que fabrica neuropéptidos y
estos son potentes sustancias químicas. Es como una mini fábrica, es el lugar
donde se reúnen determinadas sustancias químicas que se corresponden con las
distintas emociones que experimentamos, y esas sustancias se llaman péptidos,
que son pequeñas cadenas de aminoácidos; en esencia el cuerpo es una unidad de
carbono que fabrica en total unos 20 aminoácidos distintos para tener la
fórmula de su estructura física; el cuerpo es una máquina que produce proteínas.
En el hipotálamo cogemos una
pequeña cadena de aminoácidos llamadas péptidos y las ensamblamos en
determinadas neuro hormonas que se corresponden con los estados emocionales que
experimentamos diariamente, así pues,
hay sustancias químicas tanto para la tristeza como para la alegría, en
definitiva hay una sustancia química para cada estado emocional que
experimentamos. En el momento en que experimentamos un estado emocional en el
cuerpo o el cerebro el hipotálamo ensambla de inmediato el péptido y luego lo
suelta por la glándula pituitaria al flujo sanguíneo, cuando llega a la sangre
sigue su camino hasta distintos centros o distintas partes del cuerpo, cada
célula del cuerpo tiene receptores en el exterior.
Una célula puede tener miles de
receptores estudiando su superficie, abriéndose al mundo exterior de alguna
forma; cuando un péptido atraca en una célula, literalmente, como si fuera una
llave que se inserta en una cerradura, se coloca en la superficie del receptor,
se pega a él y lo mueve, como si fuera
el timbre de una puerta, manda una señal a la célula (esa señal bien puede
decir que es momento de divertirse o de llorar); el péptido encuentra los receptores,
se pega a ellos y ahí se queda o también puede soltarse y volver a pegarse y mientras está ahí transforma
la célula.
Un receptor que tiene un péptido
transforma la célula de muchas maneras, desencadena un torrente de reacciones bioquímicas y algunas de ellas acaban con
cambios en el mismo núcleo de la célula. Sin duda todas las células están vivas
y todas tienen conciencia, si entendemos por conciencia el punto de vista de un
observador, siempre está la perspectiva de la célula; y la célula sabe donde
está, sabe que proteínas fabrica, sabe si va a dividirse o no; de hecho la
célula es la unidad de conciencia más pequeña de nuestro cuerpo.
Somos seres física y
químicamente emocionales, y esto no es
nada malo, sólo se convierte en una limitación cuando no hacemos más que repetir
las mismas emociones una y otra vez, todos los días, sin ir a ningún sitio, sin
ánimo de cambiar o evolucionar en nuestra vida.
Bueno, con todo este ladrillo
que os he soltado, lo que pretendía es deciros que cuando hablamos de que
nuestros pensamientos y emociones cambian nuestra vida, “no lo digo desde un punto de vista del
optimismo ciego o de lo imaginario” como dice Fred Alan Wolf (Físico cuántico)
en El Secreto.
Si continuamente estamos pensando
y experimentamos lo mal que estamos, lo mal que nos va, en definitiva todo
aquello que no nos gusta de nuestra vida y que nos hace sufrir, eso es lo que estamos
almacenando en nuestras células nerviosas y estos sentimientos nos hacen tensionarnos y
estresarnos, y cuando estamos así abrimos
la puerta a la enfermedad, cerramos los
ojos y nuestra mente a las experiencias positivas y a las oportunidades que nos llevarán a vivir una vida plena y abundante
en todos los aspectos.
Cuando hablo de las limitaciones
que nos impiden llegar a conseguir nuestros sueños, me refiero a todas esas
experiencias negativas que acumulamos en nuestro cerebro y en las que nos
apoyamos a la hora de actuar, al “Pepito Grillo” al que se refería nuestra amiga
Alejandra en un comentario sobre la anterior entrada “El Tarot, Un viaje a
nuestro interior”.
En la próxima entrada hablare de
como vencer nuestras limitaciones.
Un saludo para todos y que seáis muy felices.